El arte de la marcha nórdica, a menudo eclipsado por deportes más mediáticos, merece especial atención, sobre todo cuando hace frío. Esta práctica, popular en los países nórdicos, no es un simple paseo por la naturaleza, sino una verdadera fuente de beneficios para el cuerpo y la mente. Hoy nos adentramos en los secretos de esta cautivadora actividad que combina deporte, salud y armonía con la naturaleza.
Técnica básica y equipamiento
La marcha nórdica se distingue por el uso de bastones especiales, diseñados para propulsar al caminante y reducir el impacto sobre las articulaciones. Esta técnica, que implica la coordinación entre los movimientos de brazos y piernas, optimiza el ejercicio físico al implicar hasta el 90% de los músculos del cuerpo. Varios investigadores han estudiado los beneficios superiores de la marcha nórdica en comparación con la marcha libre en personas con enfermedad de Parkinson.
La marcha nórdica mejora: La sincronización de los movimientos de los brazos, gracias al uso de bastones, el equilibrio, la postura, la amplitud y la velocidad de los movimientos, la orientación espacio-temporal, es decir, la capacidad de sincronizar los movimientos del cuerpo en el tiempo y en el espacio. Los movimientos corporales son menos vacilantes, más precisos y de mayor amplitud, la resistencia en la marcha, mejores capacidades funcionales, es decir, la persona consigue realizar las tareas cotidianas con mayor facilidad.
Beneficios para la salud física
Jennifer Reed, PhD, es Directora del Laboratorio de Fisiología del Ejercicio y Salud Cardiovascular del Instituto del Corazón de la Universidad de Ottawa (UOHI). Es autora de un estudio que indica que la marcha nórdica es "estadística y clínicamente superior" al entrenamiento por intervalos de alta intensidad (HIIT) y al entrenamiento continuo de intensidad moderada a alta (MHICT) para aumentar la capacidad funcional de personas con enfermedad coronaria en un programa de rehabilitación cardiaca.
Además, el movimiento rítmico de los bastones favorece la producción de endorfinas, lo que reduce la fatiga y estimula la sensación de bienestar.
Efectos en la salud mental
Además de sus beneficios físicos, la marcha nórdica tiene un impacto significativo en la salud mental. Moverse en entornos naturales, a menudo nevados, ofrece una vía de escape de la estresante vida cotidiana y estimula la imaginación. La concentración necesaria para coordinar los movimientos tiene un efecto meditativo, reduce la ansiedad y mejora la calidad del sueño.
"Cuando el cuerpo avanza, la mente tiene tiempo libre para apoyarse en el parapeto de los recuerdos, entregarse a la contemplación, reflexionar sobre el mundo y soñar, tal vez", dijo una vez el escritor francés Sylvain Tesson.
La marcha nórdica es mucho más que una actividad física; es una práctica holística que nutre el cuerpo y la mente. Al adoptar esta actividad, especialmente durante los meses de invierno, nos ofrecemos una oportunidad única para fortalecer nuestra salud física, aclarar nuestra mente y volver a conectar con la naturaleza.
En WeWard, animamos a todo el mundo a explorar estos beneficios, a realizar actividades físicas con regularidad y a apoyar proyectos benéficos.